Peñalta. Anacronismo en piedra.
Si bien, la obra de Peñalta evoca la configuración del inconsciente pétreo de los primeros artistas del paleolítico. Asimismo, su trabajo se puede comprender como una arqueología antropo-zoomorfa en la piel arrugada las rocas. Aún más, sus creaciones poseen múltiples lecturas y abordajes teóricos. Uno de ellos es la analogía entre el mito platónico de la caverna y su arte en mármol. Por un lado, el filósofo griego pretendía ilustrar simbólicamente el auténtico conocimiento, es decir, las ideas por medio de la luz natural de la razón. Por su lado, nuestro creador hace las veces de filósofo-artista sobre las superficies rocosas, ya que en un primer momento preconcibe formas y figuras, no del todo claras, al igual que los hombres platónicos veían siluetas oscuras al fondo de la cueva. Solo aquellos que volteaban al exterior iluminado por lo intelectual accedían a la realidad, y así el autor observa con detenimiento el material, en este caso ónix o cuarcita y con su imaginación y raciocinio se interna en el ámbito de lo inteligible. Por lo tanto, los seres que pinta son liberados, como él afirma, de la penumbra, de las sombras cavernarias. Sus piezas son ideas platónicas develadas, expuestas a la luminosidad, y que previamente estuvieron contenidas y petrificadas. ¿Será casualidad que tanto los protagonistas del relato como los del pintor provengan, de uno u otro modo, de la piedra? Al parecer no. El creador intelectualiza, materializa y vivifica el petrum; Platón lo intelectualiza para que la inteligencia humana reflexione en torno a materializarlo y vivificarlo. Entonces ¿Cómo logra llegar a lo real? Pues perfilando, delineando y coloreando, lo más apegado a su naturaleza mineral. Y aquí comienza el otro enfoque de su pintura, el hermenéutico. Según Gadamer, el arte es la expresión peculiar de una verdad que de ninguna manera concuerda con lo que había pensado el autor. Esto significa que la obra tiene autonomía más allá de quien la produce y que hay una creación inconsciente por parte del artista. Para el pensador alemán la obra de arte es una suerte de texto abierto a innumerables interpretaciones. Ésta, por sí misma carece de limitaciones espacio – temporales y por ello, el pintor elige un soporte anacrónico que literalmente surge de cualquier lugar terrestre y de cualquier tiempo. El creador, libera a algunos personajes de entre los accidentes geológicos, pero otros se liberan a sí mismos a través de su arte. De tal suerte, Peñalta formula una hermenéutica pétrea, puesto que traduce y descifra un lenguaje pretérito, propio de la tierra, con sus dibujos, patrones, vetas, irregularidades y colores, a otro inteligible y sensible para los humanos. Se trata de hacer arte en su máximo esplendor. Podríamos afirmar que vislumbra lo esencial de las imágenes ocultas como si fuese una primera lectura de la piedra y luego, las relee en repetidas ocasiones para convertirlas en un dialéctico estético. En definitiva, la obra de arte supera a la realidad y a las expectativas de la mente del autor, porque ella es una finalidad en sí misma desde el pasado remoto hasta el presente.
24 de Marzo, 2018.